Sète, la ciudad donde los caballeros se baten sobre las aguas.
Las justas eran la ocasión para ganar honor y fama. Los caballeros se enfundaban en relucientes armaduras. Sus corceles lucían las más ricas gualdrapas. Tras el toque de clarines, entre el clamor del público, los contendientes se lanzaban al galope lanza en ristre. Su objetivo, desmontar al adversario, el municipio de Sète preserva esa tradición medieval. Pero con una particularidad: las lizas tienen lugar en el agua.
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